El pasado 30 de diciembre se aprobaron los Presupuestos Generales para el año 2021. Unas cuentas marcadas por la excepcionalidad derivada del Coronavirus y la llegada a España de una ingente cantidad de millones de Fondos de la Unión Europea.
Es un hecho que marca el principio rector de los últimos años en nuestro país: la subida del gasto público sin contar con medidas de consolidación presupuestaria. Y si pensábamos que el año 2021 iba a ser una excepción nos equivocábamos. El gasto público total será de 456.074 millones de euros, un aumento de 76.000 millones respecto del año anterior, y de los cuales, tan sólo 27.000 millones provienen de los Fondos Next Generation de la UE.
En líneas generales, las cuentas prevén una subida del gasto público, pero también una mayor recaudación. Aún así, el gasto será proporcionalmente superior a los ingresos. Nos encontramos de nuevo ante una subida del déficit anual, que la Unión Europea cifra en más del 9% del PIB para 2021.
El que esté puesto al día sabe que todas las instituciones de prestigio piden a España medidas para reducir este déficit, ya que, el aumento de deuda a largo plazo es insostenible. Y la respuesta de los últimos años, por no decir décadas, es la misma: aumentar la carga tributaria.
Con ánimo de hacer más ameno el actual escoyo en el que se encuentra la economía española, vamos a simplificar la situación y poner un ejemplo en el que todos podamos reflejarnos. Para ello, supondremos una familia española de clase media con los siguientes datos:
- Ingresos: 40.000€ anuales.
- Gastos: 43.600€ anuales.
- Préstamo con el banco de 48.000€ a devolver en los próximos 30 años.
El problema se ve a simple vista ¿verdad? La familia tiene que actuar de inmediato. O consigue igualar ingresos a gastos, o lo único que va a pasar es que el préstamo va a seguir aumentando su valor. En realidad, no pasaría nada si la entidad que nos presta el dinero sigue haciéndolo de forma indefinida. Pero ¿y si cada vez que voy a por más me suben los intereses, y por tanto suben mis gastos? ¿Y si hay un momento en el que no me dejan más dinero? Como vemos la opción de seguir endeudándonos no es factible.
El conjunto familiar se encuentra con dos propuestas distintas, y su enfoque es totalmente distinto.
La hija mayor opina que se han de reducir los gastos de la familia. Entiende que si reducen el presupuesto en las vacaciones de verano y de navidad, y dejan sin efecto la suscripción por ver el fútbol podrán ahorrar esos 3.600€ al año.
El hijo pequeño, que no quiere renunciar a ir de vacaciones con sus padres y su hermana, decide oponerse a su hermana. Él sustenta su opinión en que se han de aumentar los ingresos en el núcleo familiar. Cada uno de los 4 miembros deben acudir a su jefe y proponerle una subida de 75€ al mes. Según el pequeño de la familia se aumentarían los ingresos 3.600€ al año, así que el problema desaparecería, eso sí, pudiendo ir de vacaciones. Según ha confesado a sus padres, este año toca irse a Punta Cana.
Aunque la discusión está servida, los padres lo tienen claro: la opción de la mayor es la que más se ajusta a la realidad. La voz cantante la dirige la madre y su argumento es sencillo a la par que contundente: «Familia, no estoy segura de que nos suban 75€ al mes de sueldo a cada uno. Lo que sí tengo claro es que si nosotros recortamos los 3.600€ el problema se solucionará».
El ejemplo familiar nos da luz al problema de nuestro Estado. Los gastos superan con creces los ingresos, y aunque pueda haber muchas alternativas, sólo es efectiva la reducción de gastos. Antes de empezar el año ya sabemos lo que vamos a gastar en sueldos de funcionarios, en nuevos aviones para el Ejercito del Aire o en infraestructuras críticas como la ampliación de Barajas o El Prat.
Sin embargo, los ingresos son previsiones. Y una previsión se acierta, pero también se falla. Aspectos como el precio del petróleo, las exportaciones, el número de turistas que vienen a nuestro territorio o el crecimiento de los países de nuestro entorno, son factores que pueden modificar la recaudación final.
Por ello, las subidas de impuestos anunciadas por el Gobierno de Pedro Sánchez, entre los que se encuentran Sociedades, Sucesiones y Donaciones, Patrimonio, IRPF, al diésel, a los billetes de avión, a la matriculación de vehículos o a los plásticos tienen el objetivo de disminuir el déficit público, circunstancia que sólo se podrá producir si todas las previsiones del Gobierno se cumplen.
España es y será durante los próximos años el país de la Unión Europea con un déficit estructural más abultado, y la única solución posible a largo plazo es un gran pacto de Estado entre los partidos con mayor representación en España que prevea un modelo de Estado y económico capaz de sustentarse por si mismo, racionalizando funciones y promoviendo la eficiencia en la Administración.
La política fiscal de los distintos gobiernos socialistas en España nunca ha acabado bien, pero el votante nacional parece no aprender de sus errores
Es lamentable que aboguen por esta subida impositiva con el pretexto de que sólo afecta a los clases más pudientes. Ellos mismos son conscientes de que esta subida incide mayoritariamente en las clases medias
Se han parado a pensar cuál sería el destino de esa familia si la actual situación de excepcionalidad fuese manejada por los Casado, Toledo, Abascal y otros muchos especímenes y gurús económicos enemigos del sector público? La familia que ilustra además de tener muchos gastos tendría mucha hambre
Le ha faltado comentar la tristeza que produce que los presupuestos generales dependan del apoyo de los herederos ideológicos de ETA!
La aprobación de los presupuestos era más que necesaria, con independencia de su contenido. Ya hemos comprobado cómo la prórroga indefinida de los presupuestos aprobados por gobiernos anteriores provoca que haya una serie de disposiciones de la máxima importancia para amplios colectivos que queden congeladas, y un país serio no puede permitirse tal despropósito
Una brillante Oda a las políticas de austeridad
Con este ejemplo está claro que el hijo pequeño está afiliado al partido morado, cuando alcance la edad de su hermana o de sus padres empezará a entender las cosas
Puede que esté en lo cierto pero debemos empezar a evitar comparaciones de gestión económica en círculos familiares y esferas sociales, ya que no son comprables
El error de la familia española es confiar siempre en estos políticos malversadores y derrochadores que no gestionan el dinero público como si de un ordenado empresario se tratara